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La foto de Dios

La foto de Dios

Cada vez que el hombre se ha visto incapaz de explicar un determinado suceso, ha recurrido a lo más fácil: asignarle la autoría a un dios. Por eso, cuando hace siglos se hacía de noche en pleno día, lo más sencillo era afirmar que se debía a un castigo divino. Más tarde nos dimos cuenta de que a la Luna, de vez en cuando, le da por interponerse entre el Sol y la Tierra.

Cuando alguna enfermedad como la lepra causaba millones de muertos, se decía que era otro castigo divino por todos los pecados cometidos por el hombre. Afortunadamente, en 1876 el noruego Gerhard Armauer Hansen demostró que no era Dios quien castigaba al enfermo sino una bacteria llamada Mycobacterium leprae, y que, en lugar de rezar, para curarse lo mejor era usar antibióticos.

Durante siglos, cada vez que ha acontecido un desastre natural también se ha dicho que era un castigo divino -como ven Dios es todo amor-. Por suerte, hoy en día sabemos que existen las placas tectónicas y que además se mueven; que bajo el manto terrestre hay magma; y que las masas de aire a distintas temperaturas pueden hacer verdaderos estragos.

Seguramente si la Edad Media hubiese sido distinta, hoy en día usted y yo podríamos tomarnos una caña en cualquier bar de Marte, pero tuvimos la desgracia de que durante varios siglos la religión mutilase cualquier tipo de avance científico. Y es que en aquella época, según lo que uno dijese, se jugaba el pescuezo.

Actualmente una de las grandes preguntas por resolver es ¿cómo se creó el mundo? Hay gente que al no encontrar respuesta opta por lo más cómodo: lo creó un dios -cualquiera-. Por suerte hay otras personas que han decidido esforzarse por buscar una explicación más lógica.

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