El FMI debe desaparecer
El FMI ha encontrado otra víctima donde hincar el diente de sus políticas: España.
Si el otro día aplaudió las medidas de recorte que hoy se han publicado en el BOE, que en buena medida son auspiciadas por ellos, hoy se descuelgan diciéndole a Zapatero que ya puestos, mejor terminamos la tarea que se han propuesto.
Así, reclaman al gobierno que ponga en el altar de los mercados los derechos de los trabajadores. Vamos a despedir más barato (hay que joderse, más barato. Como si el problema de este país fuera el despido!!) y además vamos a suprimir la negociación colectiva.
No contentos con eso, vamos a privatizar las cajas de ahorro, ya que como todo el mundo sabe, el desastre financiero actual no está provocado por las entidades financieras privadas, sino por la banca pública.
Y como a perro flaco todo son pulgas, el FMI aplaude con las orejas la idea de ir alargando la edad de la jubilación, tal y como ya propuso el PSOE.
Lo que subyace de todo esto, y ese es el verdadero peligro, es que dejar al FMI dictar las medidas que se han de aportar para salir de la crisis en este país, nos lleva indefectiblemente a la puta ruina. Las recetas son las archiconocidas y puestas a fuego lento en américa latina durante décadas: privatización, desregulación de las relaciones laborales, desmantelamiento de los sistemas públicos de sanidad, educación, pensiones, desempleo, etc. Es decir, las recetas que han empobrecido a países hasta extremos indecentes.
Por eso hay que decirles que NO: Que si quieren gobernar, que ahí están las elecciones: que se presenten con sus recetas económicos que ellos nunca se aplican con su doble moral de mierda que les hace mantener sueldos estratosféricos y pensiones de privilegio, mientras recetan hambre para los demás.
Aquí, el verdadero peligro consiste en un gobierno a la deriva, que no sabe si va o viene, pero que es incapaz de plantarse ante las recetas del FMI y que incluso las aplaude, aunque eso signifique una agresión sin precedentes a los trabajadores.
Ante tal agresión, la izquierda debe luchar por una refundación del sistema. Recordando que no hace mucho, apenas dos años, todos los gobiernos hablaban por reformar el FMI, incapaz no sólo de prever la crisis, sino de incrementar sus efectos por sus políticas. Y ante eso, la única propuesta posible es que el FMI desaparezca, que la economía sea puesta bajo los dictados de los poderes públicos y que sean supervisados democrática y de forma transparente.
Justo lo contrario de lo que aboga este gobierno y el PP.
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