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pastor que ayuda a la NASA

pastor que ayuda a la NASA
En el pueblo y, sobre todo, en el mundillo astronómico internacional, Joaquín es conocido como 'El pastor galáctico', denominación que él mismo ha fomentado y que, por impactante, no se olvida. "Lo del pastor galáctico salió de mí. En los foros no se creían que yo fuese ganadero de ovejas y supiera algo de esto. La gente del pueblo ya sabía de mi afición porque cuando salía al campo con las ovejas me llevaba libros y revistas y siempre salía el tema. Después, cuando empecé a construir el observatorio, pensaron que era un silo para el pienso, después que si era algo para curar chorizos. Al final, salió esto", dice entre risas. "No deja de ser una curiosidad que el único observatorio que había en Zamora lo hubiese construido un pastor", reconoce.
Completamente integrado en su vivienda, la cúpula de observatorio es una de las referencias del 'skyline' de San Agustín del Pozo. El nombre de la instalación responde a los gustos por una de las constelaciones más conocidas del mapa estelar. "Orión es la constelación que más me gusta y donde está una de las nebulosas más llamativas y bonitas del cielo de invierno, la nebulosa M42", indica.
La estructura de la cúpula es de hierro, forrada por fuera con chapa galvanizada y por polietileno expandido en el interior para proteger del frío y del calor el observatorio, que tiene unos tres metros y medio de diámetro y una abertura de cerca de uno metro. El resultado es francamente bueno, optimizando la inversión hasta el extremo, no en vano hizo él mismo la obra, invirtiendo en materiales unas 400.000 pesetas "de las de entonces".
Escaleras arriba, la primera precaución es cerrar la trampilla de acceso para evitar accidentes. El pastor galáctico abre la tronera para hacer una demostración de las posibilidades de su obra y prepara el telescopio tipo 2, "con una montura normal, pero es muy potente para cielo profundo porque tiene 30 centímetros de diámetro, tiene poco foco y da más luminosidad", según explica.
El equipo óptico queda completado con un ordenador, una cámara digital, un amplio juego de filtros y de oculares y otros dos telescopios refractores, "de 150 milímetros, foco 8, y otro de 120, foco 5, para observación con mis amigos en el campo y para exhibiciones por los pueblos", puntualiza. "Fíjate. Este cristalito de nada, cien euros. Es un filtro para ver nebulosas de emisión de hidrógeno. Éste es un polarizador para la Luna", detalla, comentando que le falta el espectrógrafo de masas.
El pastor saca con cuidado los pernos que sujetan la cúpula para hacer una demostración de cómo puede moverse 360 grados con facilidad, gracias a los rodamientos que él mismo colocó. "La NASA y la Agencia Espacial Europea nos piden ayuda con cierta frecuencia porque no pueden cubrir todo el campo. Piensa que un aficionado australiano descubrió con un telescopio normal y corriente que un asteroide se había estrellado con Júpiter y la NASA apuntó el Hubble hacia ese punto para ver el punto de impacto. Si llega a dar contra la Tierra, la barre", explica.
Joaquín Tapioles tiene sus preferencias en cuanto al objeto de sus estudios, dedicándose, sobre todo, a los cometas. Cuando estrenó su observatorio Orión, pasaron relativamente cerca de la Tierra el Yakutake y el Hale-Bopp, que se vio casi durante medio año, según indica. "Es una emoción muy grande seguirlo paso a paso, sacarle fotos y comprobar la evolución de su coma, las espirales de chorros de gas y polvo según iba girando la órbita… Lo puedes ver con tus propios ojos y eso es genial".

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