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Wikileaks: EE.UU. y Pakistán aumenta el riesgo de un ataque nuclear

Wikileaks:  EE.UU. y Pakistán aumenta el riesgo de un ataque nuclear

Hay pocos escenarios más aterradores para los Estados Unidos que el de un incidente nuclear terrorista en su territorio, que podría matar a decenas de miles de personas, que devastaría la economía y convertiría a los Estados Unidos en un estado policial. Y la mayor fuente potencial de materiales nucleares para tal incidente se encuentra en Pakistán. Como indicaba un estudio de Harvard de marzo de 2010, el arsenal nuclear paquistaní “se enfrenta a la mayor amenaza de parte de extremistas islámicos que buscan armas nucleares que cualquier otro arsenal nuclear en la tierra”.

 

La revelación más significativa de los cables del Departamento de Estado publicados por Wikileaks es, pues, que la política de los EE.UU. está, de hecho, aumentando el peligro de un incidente nuclear. Los cables revelan que los EE.UU. tienen tan alienado al pueblo paquistaní que su gobierno teme cooperar con Washington en materia nuclear; que el acuerdo entre los EE.UU. y la India en energía nuclear ha convencido a las autoridades paquistaníes que deben ampliar su ya inestable arsenal nuclear, y que Washington ha ampliado sus operaciones militares en Pakistán de tal forma que la embajadora Anne Patterson admitió en secreto que “amenazan con desestabilizar al estado paquistaní” (cable de 23-9-09). Estos nuevos cables oficiales de los EE.UU., que apuntan claramente a la creciente amenaza para los estadounidenses que crean las malas políticas de los EE.UU., requieren urgentes audiencias en el Congreso, una mayor investigación por parte de los medios de comunicación y la protesta pública.

 

Un número creciente de observadores están empezando a despertar al peligro cada vez mayor de arsenal nuclear paquistaní, como Fareed Zakaria, quien recientemente escribió: “Yo siempre había creído que, en última instancia, la élite de gobierno paquistaní estaba a cargo, que su ejército no permitiría que el país se desmorone, y que su arsenal nuclear estaba a salvo. Después de la semana pasada, no estoy tan seguro”. Sin embargo, Zakaria y otros han fallado en reconocer que la propia política de los EE.UU. hacia Pakistán, y no solo la incompetencia del ejército de pakistaní, están ayudando a aumentar el peligro de un incidente nuclear. Los ataques terrestres y el asesinato mediante aviones no tripulados de los Estados Unidos, así como la presión sobre los militares paquistaníes para llevar a cabo ofensivas militares en las zonas tribales, están aumentando el apoyo para el extremismo en Pakistán.

 

El asesinato del gobernador de Punjab, Salman Taseer, por un extremista, con el apoyo de amplios sectores de la opinión pública paquistaní, y del resto de los guardaespaldas de Taseer, es una llamada de atención urgente sobre el creciente peligro para la seguridad de las armas nucleares paquistaníes [proveniente] de los 120 mil a 130 mil paquistaníes que trabajan en instalaciones nucleares. Steve Coll ha informado en el New Yorker que “en Pakistán, los Programas de Confiabilidad del Personal, como se les conoce en el mundo de la seguridad nuclear, implican no sólo la evaluación de la idoneidad de los guardaespaldas de los gobernadores, sino también la gestión de las crecientes existencias de materiales fisionables y bombas nucleares del país. La traición de Taseer debería hacer reflexionar a los funcionarios en Washington que parecen expresar regularmente una gran complacencia, o por lo menos satisfacción, acerca de la seguridad del arsenal pakistaní.”

 

A pesar de esto, sin embargo, la administración Obama sigue presionando para que sigan las mismas políticas que están desestabilizando Pakistán y sus materiales nucleares - como lo revela el cable de Wikileaks. Mientras que los observadores externos han criticado la política de los EE.UU. hacia Pakistán, la importancia crítica de los cables de Wikileaks es que ofrecen la prueba oficial de que 1) los EE.UU. y sus expertos aliados están muy preocupados por la inestabilidad de las existencias nucleares paquistaníes, y 2) la política de los EE.UU. está desestabilizando tanto a Pakistán como a su material nuclear y, por lo tanto, están poniendo en peligro la seguridad nacional de los EE.UU.

 

La embajadora Patterson, al informar sobre el incumplimiento del gobierno paquistaní del acuerdo de 2007 por el que se comprometía a devolver los materiales nucleares suministrados por los Estados Unidos, escribió, citando a un funcionario paquistaní, que “si los medios de comunicación locales se enteraran de la eliminación del combustible”, sin duda lo expresarían como que “los Estados Unidos se están llevando las armas nucleares paquistaníes”. Patterson agregó que “la atención negativa de los medios ha comenzado a obstaculizar los esfuerzos de pakistaníes para mejorar su seguridad nuclear y sus prácticas de no proliferación” (cable del 27-5-09). Un cable posterior reveló que la desconfianza que ha generado en Pakistán el gobierno de los EE.UU. ha dejado a Washington incapaz de convencer a Pakistán de firmar pactos clave para limitar la proliferación nuclear, y que hay poca coordinación en asuntos nucleares entre los gobiernos estadounidense y paquistaní (cable del 24-11-09).

 

Los cables de Patterson también revelan que los líderes de los EE.UU. saben que la política actual está desestabilizando a Pakistán, con lo que un desastre nuclear se hace más probable. En relación a las “operaciones unilaterales” estadounidenses en el noroeste paquistaní (tales como ataques aéreos, el asesinato en tierra y otras violaciones de la soberanía paquistaní), Patterson escribió que “el aumento de las operaciones unilaterales en estas zonas amenazan con desestabilizar al estado paquistaní, alienando tanto al gobierno civil como al liderazgo militar, y provocando una mayor crisis de gobernanza en Pakistán sin lograr, finalmente, el objetivo. Luego agregó que “para ser eficaces, debemos ampliar el mandato del estado paquistaní, en las FATA [Áreas Tribales bajo Administración Federal] de tal manera que los grupos talibanes ya no puedan ofrecer, de modo efectivo, ninguna protección a al-Qaeda de las propias fuerzas de seguridad y fuerzas del orden pakistaníes en estas zonas “(cable del 23-11-09).

 

Increíblemente, sin embargo, el liderazgo estadounidense sólo atinó a aumentar las operaciones, que sus propios funcionarios creen que amenazan con desestabilizar al estado paquistaní. Han aumentado considerablemente los ataques robóticos, han estacionado asesinos estadounidenses y locales, apoyados por los Estados Unidos en Pakistán, a pesar de que el gobierno paquistaní no ha ampliado su “mandato” en las FATA, como se informó en noviembre. Estas operaciones unilaterales han aumentando, así, el odio de la población hacia los Estados Unidos, hasta el punto que un sondeo de Pew en julio encontró que el 59 por ciento de los paquistaníes ven a los EE.UU. como un “enemigo” y sólo el 11 por ciento lo ven como un “socio”.

 

Por lo tanto [y una vez más] estos cables revelan que lo que está poniendo en peligro la seguridad nacional es la propia política exterior de los EE.UU., y no Wikileaks. Y, más bien, Wikileaks puede ayudar a fortalecer la seguridad nacional de los EE.UU., si el Congreso y el público estadounidense actúan para cambiar la desastrosa política exterior de los Estados Unidos hacia Pakistán y, así, reducir la amenaza del terrorismo nuclear. El pueblo estadounidense puede estar en desacuerdo con Julian Assange por un margen de 77-20, pero le debe al editor de Wikileaks su agradecimiento por haber revelado el creciente peligro que enfrenta debido a estas equivocadas políticas estadounidenses.

 

Para aquellos que consideran alarmista exigir el urgente cambio en las políticas estadounidenses para asegurar las armas nucleares paquistaníes, hay una respuesta sencilla: “el Sha de Irán”. A lo largo de la década de 1970, los líderes estadounidenses apoyaron al Sha, con Henry Kissinger incluso haciéndo estúpidamente, el ‘caballito de batalla’ de su “Doctrina Nixon”, sin tener en cuenta el creciente odio que el pueblo iraní sentía hacia su tirano. Sólo tres meses antes de la caída del Sha, el embajador estadounidense William Sullivan declaró que “los disturbios que ocurrían en las ciudades provinciales se desgastarían solos y no eran una causa de gran preocupación”. El gobierno estadounidense calculó desastrosamente mal al ignorar la opinión pública local en Irán. Es aún más tonto hacer lo mismo hoy en Pakistán que, a diferencia del Irán de entonces, tiene dos armas nucleares y una economía al borde del colapso.

 

Debido a que, psicológicamente,  recurrimos a nuestros líderes en pos de protección, es difícil aceptar que realmente nos puedan estar poniendo en peligro. Pero los documentos Wikileaks revelan, sin lugar a dudas, no se puede confiar que los que hacen la política exterior estadounidense  [sepan o quieran] proteger a los estadounidenses. De hecho, las vidas de incontables estadounidenses, –sin mencionar a los no estadounidenses– dependen de la apertura de nuestra política exterior a un control democrático para poner fin a la torpeza y a los crímenes de nuestros actuales líderes.

 

Muchos observadores del establishment han afirmado falsamente que no hay nada nuevo en los cables de Wikileaks, y que, de hecho, revelan una política exterior competente. Nada podría estar más lejos de la verdad. Los cables revelan una enorme cantidad de cosas que eran, hasta ahora,  desconocidas y una incoherencia impresionante en la política de Washington en Afganistán y Pakistán: mientras más guerra hacen los  estadounidenses en la pequeña Afganistán, más desestabilizan al gigante Pakistán y aumentan los peligros de la proliferación nuclear.

 

Incluso después de reportar para Truthdig durante 18 meses sobre cómo la política estadounidense ha estado, peligrosa y temerariamente, desestabilizando al Pakistán nuclear, estoy sorprendido por la cantidad de información nueva que revelan estos cables. Los expertos externos han advertido de los peligros de la proliferación nuclear paquistaní durante años. Es sólo a causa de Wikileaks, sin embargo, que ahora nos damos cuenta hasta qué punto los funcionarios estadounidenses y aliados también están preocupados por el tema:

 

* La embajadora Patterson informó que “nuestra principal preocupación no es que un militante islámico pueda robar toda un arma, sino la posibilidad de que alguien que trabaja en las instalaciones [gubernamentales paquistaníes] pueda, gradualmente, contrabandear suficiente material fisible para hacer un arma; pero también la vulnerabilidad de las armas en tránsito” (cable del 4-2-09).

 

* Un cable del 22 de septiembre 2009 relacionado con una reunión de expertos del Reino Unido, Mariot Leslie informó que “el Reino Unido tiene profundas preocupaciones sobre la seguridad de las armas nucleares de pakistaníes... Según Leslie, el riesgo de la proliferación es una amenaza mayor que la del terrorismo, pero está situada más bajo que el terrorismo en la lista de las amenazas percibidas por el público. También señaló los esfuerzos, tanto de estados como de grupos terroristas, para obtener armas nucleares” (cable del 22-9-09).

 

* El oficial de inteligencia nacional estadounidense, Peter Lavoy,  informó que “Pakistán está produciendo armas nucleares más rápido que cualquier otro país del mundo” (cable del 5-12-08).

 

* Un funcionario del Ministerio de Exteriores de Rusia explicó que “Rusia entiende que los islamistas no sólo buscan el poder en Pakistán, sino que también están tratando de hacerse de materiales nucleares... Hay 120.000-130.000 personas directamente involucradas en los programas nucleares y misilísticos paquistaníes, que trabajan en estas instalaciones y en su protección. Sin embargo, independientemente del proceso de evaluación de estas personas, no hay manera de garantizar que todos son 100% leales y confiables. [Hoy], las organizaciones extremistas tienen más posibilidades de contratar a personas que trabajan en los programas nucleares y misilísticos. Además, incluso si los lugares están bien protegidos, el transporte de materiales es una vulnerabilidad. En Pakistán, es difícil garantizar la seguridad de estos materiales durante el transporte” (cable sin fecha). Dado que el 59 por ciento de la población paquistaní ve a los Estados Unidos como “enemigo”, según las encuestas, significa que es probable que una parte importante de las 120.000 a 130.000 personas “directamente involucradas en los programas nucleares y misilísticos paquistaníes” sienten lo mismo.

 

* La embajadora Patterson informó que “una de las razones por las que Pakistán se opone al tratado [de proliferación nuclear] es que se está construyendo un arsenal de armas tácticas más pequeñas. Los planificadores militares paquistaníes creen que Pakistán necesita transformar su arsenal a armas tácticas más pequeñas, que puedan ser utilizadas en el campo de batalla contra las capacidades convencionales indias. El resultado de esta tendencia es la necesidad de aumentar las existencias de material fisionable para alimentar los requerimientos de armas nucleares paquistaníes” (cable del 24-11-09). También describió cómo el acuerdo entre los EE.UU. y la India sobre energía nuclear ha llevado a Pakistán a desarrollar aún más armas nucleares: “Las autoridades paquistaníes perciben la iniciativa EEUU-India de cooperación civil nuclear como una carta libre al programa nuclear indio. Antes de la iniciativa, dijo, la India enfrentaba una significativa restricción de suministro de uranio que la obligó a elegir literalmente entre las armas nucleares y la energía nuclear. Ahora, sin embargo, la India puede asegurarse el uranio para sus reactores de energía nuclear civil de los mercados extranjeros, dejando libre para dedicar una mayor parte de su propio uranio para producir plutonio para armas nucleares. “Esta fue la principal razón, explicó Patterson, “por la que Pakistán se resistía a firmar el Tratado de Cesación de Material Fisionable (TCPMF) y por la que, ahora, planea construir más armas nucleares (cable del 24-11-09).

 

* Si bien “Pakistán se resistía al tratado”, escribió Patterson, “es poco probable que la presión directa estadounidense logre convencerlos de apoyar las negociaciones sobre el TCPMF, e incluso puede perjudicar los esfuerzos para avanzar” (cable del 24-11-09). Patterson describe la relación entre Estados Unidos y Pakistán como de “desconfianza mutua”, y dice que “la relación es de co-dependencia que ambos aceptan a regañadientes –Pakistán sabe que los  estadounidenses no pueden darse el lujo de retirarse; y los Estados Unidos saben que Pakistán no puede sobrevivir sin nuestra ayuda” (cable del 21-2-09). Es decir, a pesar de que el gobierno paquistaní depende de la ayuda estadounidense para su propia supervivencia, Estados Unidos ha fallado de tal forma en su política hacia Paquistán que no puede hacer nada significativo para reducir la amenaza de la proliferación nuclear paquistaní, por ejemplo, alentado a que Pakistán firme el FMCT.

 

A pesar de que estos cables revelan una profunda preocupación oficial acerca de la seguridad de los materiales nucleares paquistaníes, nada de esto fue compartido con la población estadounidense. “Les hemos dado [a los paquistaníes] ayuda para mejorar sus sistemas de seguridad desde hace años. Con base en la información disponible, eso nos da tranquilidad...”, decía un comunicado oficial típico del Secretario de Defensa Gates en diciembre de 2009. Pero, como informó The New York Times el 30 de noviembre de 2010, sobre el combustible nuclear que Pakistán supuestamente transferiría a los Estados Unidos, “el combustible sigue ahí”. Y como Pakistán sigue produciendo “armas nucleares a un ritmo más rápido que cualquier otro país en el mundo”, el peligro, claramente, sigue aumentando (cable del 5-12-08).

 

La segunda cosa importante que revelan los cables filtrados es que al mismo tiempo que los funcionarios estadounidenses y de otros países occidentales expresan su temor sobre la proliferación nuclear paquistaní, están implementando políticas que hacen que un incidente nuclear sea más probable. Como sugiere el funcionario ruso del  Ministerio de Exteriores antes citado, el tema para los estadounidenses no es específico, es decir no  se trata de asegurar ésta o aquélla. Los estadounidenses sólo podrán asegurar los materiales nucleares paquistaníes cambiando su actual política general. Al hacer que la mayoría de paquistaníes se ponga en contra de los Estados Unidos, los líderes estadounidenses han hecho que el gobierno paquistaní sea reacio a cooperar en materia nuclear y, con ello, ha aumentado el peligro de robo nuclear entre los más de 100.000 trabajadores paquistaníes en instalaciones nucleares.

 

Los cables revelan que la amenaza a Occidente se ha incrementado geométricamente como resultado de la ocupación estadounidense de Irak. En un documento filtrado, se comenta que el entonces primer ministro británico en la sombra, David Cameron, sugería la siguiente  preocupación: “Cameron señaló que la mayoría del aproximadamente millón de ciudadanos británicos de origen paquistaní (la mayoría de Punjab y Cachemira) que viven en el Reino Unido no está a favor de los talibanes, pero se había radicalizado en respuesta a la guerra en Irak” (cable del 9-4-09).

 

La política exterior estadounidense hacia Pakistán debería tener como objetivo la mejora del beneplácito de su gente, para que entonces, los Estados Unidos puedan cooperar con el gobierno en materia nuclear, pero la embajadora Patterson informó que está ocurriendo lo contrario: “Estados Unidos es visto con cierto recelo por la mayoría de paquistaníes y sus instituciones. Somos vistos, en el mejor de los casos, como un amigo voluble, y en el peor como la razón por la que Pakistán está atacando a sus propios [ciudadanos]…”.

 

Hay muchas razones por las que los paquistaníes odian a los Estados Unidos, por supuesto, incluyendo la percepción de que los estadounidenses están a favor de la India. Sin embargo, estos cables revelan que los Estados Unidos están llevando a cabo políticas, tales como el apoyo al presidente paquistaní, Asif Ali Zardari, que aumentan este odio en lugar de disminuirlo. Por un lado, Patterson escribió “Zardari es nuestro mejor aliado paquistaní en este momento” y recomendó un fuerte apoyo para él. Por otro lado, reconoce que Zardari tiene un “índice de aprobación [de sólo] el 20%” y que “ve el mundo como lo hacen los norteamericanos; esta misma imagen va en su contra ante la población” (cables del 4-2- 09 y 20-6-09). Entonces, ¿por qué apoyan los estadounidenses a un líder tan despreciado por su propio pueblo como lo fue el Sha de Irán? Patterson explica: “Es menos probable que Zardari haga anuncios públicos críticos del gobierno de los Estados Unidos por sus políticas en y hacia Pakistán (en particular, sobre la actividad de los aviones no tripulados) que otros altos funcionarios del gobierno paquistaní” (cable del 20-6-09). Es decir, mientras las encuestas indican que el pueblo paquistaní se opone abrumadoramente a los asesinatos por aviones no tripulados, los estadounidenses se alinean con un líder odiado que no cuenta con el apoyo de su pueblo, por lo menos en parte porque secretamente apoya los ataques.

 

Los cables también revelan que los combates estadounidenses en Afganistán y Pakistán están fortaleciendo a las fuerzas yihadistas en Pakistán, y lo más inquietante es que esto está sucediendo en el corazón Punjabi, y no sólo en las regiones fronterizas. Según un cable del 5-12-08, el ex oficial de Inteligencia Nacional para Asia del Sur Peter Lavoy  “comentó sobre dos causas de inestabilidad en el oeste paquistaní, que podrían causar la total pérdida del control de los territorios pashtunes en los próximos años”. El cable seguía parafraseando a Lavoy: “la tradicional autoridad tribal pashtún se ha quebrado desde el período de la yihad contra los soviéticos, y ya no es capaz de resolver la armonía social a nivel comunitario. Pakistán también ha promulgado una política de abandono de las zonas pashtunas y carece, aún,  de una estrategia para hacer frente de manera integral a los problemas sociales del analfabetismo, el desempleo y la desafección entre jóvenes. Estas dos situaciones juegan en beneficio de los grupos insurgentes y extremistas”.

 

Un cable de Patterson, del 19 de febrero 2009, revela que el Jefe del estado Mayor del Ejército, Ashfaq Parvez, “Kayani expresó su preocupación por el efecto de una acumulación de tropas estadounidenses en el sur de Afganistán, que podría empujar a los militantes y refugiados a través de la frontera hacia Baluchistán y desatar un influjo de combatientes extranjeros”. Patterson informó que “incluso en el sur de la próspera Punjab hemos visto una creciente tendencia al extremismo entre los jóvenes” (cable del 20-6-09). Es decir, la guerra estadounidense en Afganistán y en los territorios del noroeste paquistaní están empujando a más militantes hacia el corazón de Pakistán, aumentando, en lugar de disminuir, la amenaza que éstos suponen para el estado paquistaní.

 

Mientras que el gobierno paquistaní, según Patterson, preferiría una estrategia de “diálogo, disuasión y desarrollo”, el gobierno estadounidense, en cambio, ha obligado a su aliado a llevar a cabo ofensivas, tanto en el valle de Swat como en el sur de Waziristán. Washington debería decirle a Kayani, escribió Patterson, que “será difícil que los donantes internacionales apoyen a un gobierno que no está dispuesto a hacer todo lo posible para defender su propio territorio” (cables del 04-2-09 y 19-2-09).

 

Los cables también revelan por primera vez que los estadounidenses han ido aún más lejos en aumentar el odio anti-estadounidense al desplegar, en secreto, a sus asesinos de las Fuerzas Especiales en Pakistán. Patterson escribió que “sólo por segunda vez, el ejército paquistaní ha aprobado el despliegue de elementos de operaciones especiales estadounidenses para apoyar las operaciones militares paquistaníes. ... Políticamente, estos despliegues son altamente sensibles debido a la preocupación generalizada de la opinión pública acerca de la soberanía paquistaní y la oposición a permitir que fuerzas militares extranjeras operen en suelo paquistaní” (cable del 9-9-09). La celebración de este “cambio radical en el pensamiento paquistaní”, indicó Patterson, dará lugar a más actividades de asesinato de parte de los estadounidenses dentro de Pakistán, al decir que el primer despliegue “probablemente ayudó a catalizar el seguimiento de las solicitudes de apoyo”.

 

El mensaje general de los cables de Wikileaks es claro: Una política estadounidense  desastrosamente fallida hacia Pakistán ha llevado a la mayoría de paquistaníes a ver a los Estados Unidos como “enemigo” y ha fortalecido las fuerzas yihadistas, tanto en los territorios del noroeste como el corazón de Punjab y, por lo tanto, hace que sea más probable que las fuerzas anti-estadounidenses puedan obtener materiales nucleares de Pakistán.

 

Y estos cables demuestran, por lo tanto, que los Estados Unidos se enfrentan a una elección básica: pueden continuar tratando de ganar en Afganistán y seguir desestabilizando al estado paquistaní, aumentando el peligro de un incidente nuclear. O pueden retirarse de Afganistán, utilizar una porción de los 100 mil millones de dólares que están desperdiciando anualmente allí para ayudar a restaurar la economía paquistaní, poner fin a los ataques de aviones no tripulados, los asesinatos en tierra y otras violaciones de la soberanía paquistaní, y tratar de construir una nueva relación con el pueblo pakistaní para que su gobierno ya no tema cooperar abiertamente con los Estados Unidos en la salvaguarda de los materiales nucleares paquistaníes.

 

El viaje del vicepresidente Joe Biden a Pakistán llegó en medio de crecientes señales de que la administración Obama finalmente estaba despertando a la creciente crisis que sus políticas, allí, han ayudado a producir durante los últimos 18 meses. La pregunta ahora es si los responsables de  la política estadounidense se darán cuenta de que han estado desestabilizando un Pakistán muy frágil y que deben reorientar sus esfuerzos hacia fines más constructivos.

 

Hay razones para creer que una política de reforma podría funcionar. Un sondeo de Pew reveló en julio pasado que, si bien sólo el 17 por ciento de los paquistaníes ven de modo favorable a los Estados Unidos, el 64 por ciento desea mejores relaciones. Si los Estados Unidos practicaran lo que predican y respetaran los deseos democráticos del público paquistaní, sería posible crear una política exterior que permitan que los gobiernos paquistaní y estadounidense trabajen juntos para reducir la amenaza de la proliferación nuclear, reforzando así la seguridad nacional estadounidense en lugar de seguir debilitándola.

 

Si la política de los Estados Unidos hacia Pakistán cambia de una manera que aumente la seguridad nacional estadounidense, se deberá en parte a la valentía de quienes revelaron la forma en que la política estadounidense está aumentando el riesgo de proliferación nuclear y de  un ataque devastador en territorio estadounidense. El pueblo estadounidense le debe su gratitud a Julian Assange y a Wikileaks, a las fuentes del sitio web y a sus voluntarios.

Fred Branfman denunció la Guerra Secreta Aérea del ejecutivo estadounidense en Laos, que asesinó ilegal y salvajemente a decenas de miles de inocentes agricultores laosianos. En años recientes, ha escrito  frecuentemente sobre los actos bélicos del ejecutivo estadounidense para Alternet. 

 fuente: www.truthdig.com, 13 de enero de 2011

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