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Señores diputados: los mensajes de los ciudadanos no son spam

Señores diputados: los mensajes de los ciudadanos no son spam

La reciente campaña de envío de mensajes de correo electrónico a los diputados solicitando el rechazo a la Ley Sinde ha tenido como resultado que algunos protesten por la sobrecarga a la que los ciudadanos están sometiendo a sus buzones, o que lleguen incluso a calificarlos como spam. No es así. Lo único que hace la campaña es facilitar a los ciudadanos una manera fácil de comunicarse con sus representantes en el Congreso, pero no es para nada una acción de spam. Nadie intentaba saturar nada, ni tirar ningún servidor. La campaña solicita a los ciudadanos que expliquen con sus palabras las razones por las que solicitan a los diputados que rechacen la Ley Sinde, y admite únicamente un envío por cada dirección de correo electrónico. No se trata de un envío de correos estandarizados, ni de ningún tipo de bombardeo realizado por medios electrónicos: todos los correos recibidos por los diputados tienen detrás un ciudadano preocupado, una persona que ve amenazados sus derechos, alguien que decide tomarse el tiempo de escribir un correo para expresar su voluntad y pedir en casi todos los casos de forma educada a su representante precisamente eso, que por favor le represente. La campaña no pretende ser masiva: nunca va a ser masiva la petición de un esfuerzo como el de redactar un correo individualmente, expresado con tus propias palabras. No se trata de “darle a un botón y ya está”, hay que molestarse, que invertir tiempo y esfuerzo para escribir el mensaje. Algo que no merece en absoluto ser ignorado, ni mucho menos considerado spam. Es triste, enormemente triste y descorazonador ver hasta qué punto los lobbies de la propiedad intelectual tienen un acceso tan inmediato y directo al poder político, mientras que los ciudadanos, que fueron quienes pusieron a los diputados donde están, tienen que ser imaginativos para inventarse las vías de acceso y tienen que ver como sus correos son calificados nada menos que como spam, como correo basura. Te lleva a perder la fe en la democracia. En estos días se ha llegado incluso a hablar de retirar las direcciones de correo electrónico de los diputados de la web del Congreso: sencillamente impresionante. Deberíamos plantearnos a qué extremo llega una democracia cuando su reacción es intentar impedir el contacto de los ciudadanos con sus representantes. Lo mínimo que se puede pedir a los representantes de los ciudadanos es que dispongan de medios de comunicación eficientes para que éstos se puedan comunicar con ellos y expresar sus legítimas preocupaciones. Es más: aquellos que hayan solicitado el borrado o filtrado de esos mensajes deberían, en conciencia, devolver inmediatamente su acta de diputado. La ley 11/2007 de acceso electrónico de los ciudadanos a los servicios públicos hace que el hecho de que se impida este medio deba ser objeto de investigación por parte de la fiscalía. Los correos electrónicos recibidos estos días deberían hacer que los representantes de los ciudadanos tangibilicen la genuina preocupación de éstos con el devenir de una ley, la Ley de Economía Sostenible, que los lobbies de la propiedad intelectual han tomado por asalto y han utilizando como cajón de sastre para intentar imponer una justicia a su medida, para evitar que sean los jueces quienes decidan sobre algo en lo que nunca les han dado la razón. La Ley Sinde es antidemocrática, injusta, torticera y contraria a los intereses de los ciudadanos: esos correos electrónicos expresan una preocupación genuina, una preocupación que debe y merece ser atendida. Son ciudadanos llamando a la puerta de sus representantes, haciendo una petición legítima y educada, y demandando una atención que merecen. Nada, absolutamente nada que ver entre eso y el spam. Si estás leyendo esto y todavía no has expresado a los diputados tu malestar con la Ley Sinde, envíales un correo electrónico en el formulario que encontrarás en esta entrada, y solicítales educadamente que exijan su retirada.

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